Numerosas rutinas, tratamientos y prácticas se prestan para socorrer a los pies por padecimientos genéticamente hereditarios y por consecuencias obtenidas al paso de los años, ante un descuido o desconocimiento que los perjudicó. Las sugerencias que aquí encontrarás, favorecerán tu relación con una de las partes más nobles de tu cuerpo.
Zapatos indicados: Elige la talla correcta, el material apropiado y un diseño que no apriete en la zona superior de los dedos ni mucho menos presionen el pie a lo ancho. Sea cual sea la ocasión, tiene que prevalecer la calidad ante la belleza.
Medias cómodas: Usarlas te ayudará a prevenir una inflamación, permitir el recorrido óptimo de la sangre y mantener la calidez cuando baje la temperatura.
Caminar: Estimula la circulación sanguínea con paseos que oscilen entre los 30 y 45 minutos, pero si no cuentas con suficiente tiempo, hazlo durante tu jornada laboral por espacio de cinco minutos.
Calzado en sitios públicos: Protege a tus pies cuando camines sobre las piedras de un río, te duches en el gimnasio o te desplaces por la arena de la playa.
Lavar y secar muy bien: Arriba, debajo, adelante, detrás y a los lados. Cada espacio debe librarse del sucio y las bacterias, si no crearías un ambiente apto para la aparición del mal olor y la formación de hongos, principalmente en las uñas y entre los dedos.
Tacones bajos y pocas veces: Disminuye su uso para que no termines deformando irreversiblemente la bóveda plantar y los dedos.
Exfoliar: Removerá las células muertas y suavizará la piel. El cambio será notorio desde la primera vez que lo hagas.
Hidratar: Aplica una crema que garantice la humectación del pie. Incluso puedes tratar el área del talón con productos especiales que aplaquen el estado de resequedad.
Masajear: Estimular la circulación sanguínea a través de agradables movimientos, es el mejor regalo que te puedes hacer.
Analizar su salud con regularidad: Presta atención al color, volumen, tersura y aspecto en general, cualquier cambio te alertará.
Ten tus propios utensilios para la higiene: Evita prestarlos, pues se podrían contaminar con los restos e infecciones de otra persona.
Visitar al podólogo: Cuando requieras un estudio a fondo o específico, notes irregularidades en la zona o sientas la necesidad de aclarar dudas, acude al profesional en la materia.